Concéntrate en el poder de la paciencia. Descubre la increíble historia de Sylvia Bloom, un recordatorio único: el dinero crece con tiempo y sabiduría.
En un mundo donde todo parece girar en torno a la inmediatez, la historia de Sylvia Bloom es un recordatorio de que el verdadero poder del dinero está en el tiempo y la paciencia.
Sylvia Bloom (1919–2016) fue una secretaria jurídica de Brooklyn que trabajó nada menos que 67 años en el mismo despacho, Cleary Gottlieb Steen & Hamilton. Llevaba una vida austera, viajaba en metro, vivía en un departamento modesto y nunca presumió lujos. Sin embargo, al morir se supo que había acumulado más de 9 millones de dólares. Dejó 8,2 millones en donaciones a becas universitarias, un legado silencioso que sorprendió incluso a su familia.
Su “método”
Bloom observaba las inversiones que hacían los abogados para los que trabajaba y, discretamente, compraba pequeñas cantidades de las mismas acciones para sí. Lo que hoy llamamos copycat investing. La diferencia es que, mientras muchos buscan ganancias rápidas, ella compraba y conservaba durante décadas con paciencia. Esa combinación —buy & hold más frugalidad— explica cómo su capital se multiplicó.
No se trató de acertar la “acción del año”. El secreto fue la práctica de paciencia sostenida durante más de 60 años. Como repite Warren Buffett, “el tiempo en el mercado es más importante que el timing del mercado”.
Con respecto al carácter ético del accionar de Bloom hay debate. Ella como secretaria tenía acceso a las órdenes de sus jefes. Si hubiese usado información no pública para beneficio propio, hoy se hablaría de insider trading. No hay registro de que Bloom lo hiciera; los medios la retratan como un caso de frugalidad e inversión paciente. Aun así, su historia invita a reflexionar sobre esas zonas grises donde la inspiración y la confidencialidad se cruzan.
Un ejemplo para dimensionar
Alguien que invierte 100 USD al mes durante 60 años al 7 % anual (rendimiento histórico aproximado del mercado) terminaría con más de 1 millón de dólares antes de impuestos. No sabemos cuánto invertía Bloom exactamente, pero este cálculo ilustra cómo el tiempo hace la diferencia.
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